Avance de escrito de Idelfonso


Política Pública y la Educación Física con sus Agendas

Idelfonso Moreno, Ph. D.
26 de agosto de 2009
iiimoreno@yahoo.com

La construcción de una política pública no puede ser vista como un evento que responde a las leyes naturales o a las leyes divinas. Una política pública no tiene nada de misticismo ni nada de esotérico o cósmico. Las hechuras de este tipo son eventos humanos, terrestres; es decir, son el resultado del accionar de las personas. La naturaleza es el entorno en que tal construcción toma lugar. La naturaleza  por la actividad de la historia, las civilizaciones, las culturas, los idiomas, las creencias y demás  ha sido dividida o agrupada en países, continentes y regiones. Por tanto, una política pública puede ser entendida como un artefacto cultural elaborado en cierto momento histórico y que apunta a ser aplicada en determinada región geográfica, en el cual una determinada cultura existe, junto con los seres humanos que la practican.

Como artefacto cultural o hechura humana, una política pública debe recoger la historia de las personas que la han elaborado, los objetivos / propósitos de las personas que ellos representan, y el desarrollo económico y social alcanzado por estos grupos humanos. Un artesano ceramista para construir una vasija de terracota toma en cuenta las herramientas y máquinas que utilizará, la arcilla, la arena, la hierba seca, agua, el diseño que tratará de reproducir, el horno, leña, la temperatura, los colores, su experiencia, su arte, sus errores, el posible precio de venta, el tiempo, etc. Así, muy parecido, es el proceso de construir una política pública. Los artesanos o expertos constructores de políticas públicas, para sacar un buen producto deben considerar muchos aspectos y dimensiones: los grupos humanos con agendas en la política (políticos, empresarios, profesionales y otros), los actores individuales sobresalientes o que gozan de gran prestigio (filántropos, científicos y líderes, por ejemplo), los errores y bondades de políticas similares anteriores, las rutas o caminos que se están siguiendo en el presente en el país u otras regiones, las percepciones que se tengan acerca de cómo será el futuro, la inversión financiera, las distintas perspectivas conceptuales que se tengan del asunto que se pretende enmarcar en la política, las percepciones de agencias internacionales o de organizaciones multinacionales, los medios de comunicación social y las tecnologías contemporáneas, las legislaciones vigentes.

El artefacto que resulte de este proceso jamás será perfecto, siempre gozará de las bondades y defectos de sus constructores y de las sociedades a la que pertenecen. Lo ideal y que siempre se busca es que tal o cual política pública esté bien precisada en un único documento. La realidad es mucho más diversa. A veces no hay tal documento, lo que no indica que no se tenga la política pública. Quizás no exista ningún documento, pero existe una política oculta o semioculta, la que ha dirigido el accionar por años. Por ejemplo, quizás no existe un documento de política pública que exprese que Panamá no iba a construir una carretera por el Tapón del Darién. Pero, ésta ha sido la política por décadas; jamás ha habido una manifestación verdaderamente encaminada a construir la Carretera Panamericana, atravesando en su totalidad la Provincia de Darién.

Algunas de las políticas públicas ocultas se han tornado muy peligrosas. Usualmente, cuando los países o sus gobiernes se apropian de políticas discriminatorias, racistas y relacionadas con las lenguas / idiomas, creencias religiosas, ideas políticas, etnicidad, preferencias y costumbres, podrían verse sumergidos en conflictos armados y revoluciones que podrían caminar rápidamente hacia el etnocidio y genocidio. Recordemos el caso de los Hutus y Tutsis en África.

¿Qué es una política pública? Puede expresarse que es el conjunto de decisiones o rutas que los líderes en control del gobierno de un país adoptan para mejorar una situación o erradicar tal situación. Puede haber una política pública para eliminar los criaderos del mosquito transmisor del dengue. También puede haber una política para detener la inmigración de personas asiáticas. La segunda política, a diferencia de la primera, podría tener un componente discriminatorio. La política sobre el dengue es posible de llevarse a cabo si se implementa un conjunto de estrategias a largo plazo que conduzcan a la total erradicación de los criaderos. La política sobre la inmigración podría ocasionar que algunos grupos económicos pongan en marcha actividades secretas e ilegales para traer personas asiáticas.

Puede observarse que la cuestión no es sólo elaborar la política; es también dilucidar con anticipación los posibles efectos e impactos que la política tendrá a lo interno y externo del país. Hay que conocer qué reacciones tendrán los grupos de actores con agendas en la política. Muchas veces una política mal diseñada o mal aplicada, desencadena una serie de eventos que pueden poner a riesgo a miles de personas y comunidades enteras. A veces se agudiza lo que se quería resolver. Recordemos la ley seca en USA. Una política que no prevé / anticipa situaciones no debe adoptarse. No puede pensarse, por ejemplo, en una política pública de la educación física, sin considerar todos los elementos y dimensiones que le he venido mostrando en este escrito. Ésta política no puede sólo hechura de los teóricos, practicantes y profesionales de la educación física. Son muchos más los grupos de actores de deben sumergirse en esta tarea. Esta política no puede ir dirigida sólo a un sector de la comunidad nacional (Vg. educadores de educación física). Debe ser una política envolvente donde toda la ciudadanía conozca la política, conozca de sus beneficios y sienta que puede participar de ella. Así como una política de salud no es sólo responsabilidad de los médicos, una política de la educación física no es sólo un compromiso de los educadores físicos.

Usualmente los políticos aprueban las políticas; sin embargo, hay debajo o detrás de ellos un conjunto de personas que pueden ser llamados expertos o especialistas. Estos especialistas son denominados constructores de política. Estos actores operan en las asambleas nacionales, palacios legislativos, cortes supremas de justicia, legislaturas, ministerios. Son ellos y ellas los que elaboran / escriben las políticas o borradores de políticas. En países con mayor tradición la figura del constructor de política (policy maker) está muy bien definida. En otros países casi no existe la figura. Simplemente se opera con abogados y correctores de estilo. El constructor de política no tiene por qué ser abogado o corrector de estilo, tiene que ser verdadero conocedor del asunto. La realidad es que aquí en Panamá no tenemos estos constructores de política. En otros países los constructores de política tienen sus propias áreas de actuación. Son especializan en áreas. Están los constructores de políticas de salud, por ejemplo, y están los constructores de política de seguridad nacional. No se puede ser constructor de políticas de todo tipo. Esos son los “todólogos”.
Corrientemente la política está de diversos documentos. Es posible que parte de la política esté en la Constitución Política del país, en fallos de la Corte Suprema de Justicia (jurisprudencia), en leyes promulgadas por el órgano legislativo, en decretos presidenciales, decretos y resueltos ministeriales. Tal dispersión no favorece a la política misma, su estudio, ni sus efectos positivos. Cuando esta situación es la dominante, usualmente los líderes en control de los gobiernos toman la decisión de crear comisiones para integrar la información de todas estas fuentes y construir un documento que recoja más integralmente la política. Quizás, este el caso de la política de la educación física en Panamá.